lunes, 15 de junio de 2009
Panegírico al Abrigadoiro
Los que vivan en Santiago de Compostela (o hayan visitado la ciudad alguna vez) probablemente conozcan esta taberna situada enfrente a la Alameda compostelana.
La adega está como en tiempos de mi abuelo; no cambió cosa alguna. La noria, las mesas, a lareira, los barriles, la gente. Siquiera ese olor y ese aire tan característico cambió con el tiempo, conservando en él el mundo de historias que allí llegaron. Cientos de biografías, en una biblioteca invisible, que dan noticia de otras tantas existencias (Suso de Toro, Camilo José Cela, David Rubín...). Algo hay en el aire de aquella tasca que llama por uno. Tal vez una forma de vida vieja, la sugestión de un aquél existencial de siglo pasado,que no dio salto al siguiente.
De pequeño, cuando iba con mi abuelo a las tabernas ourensanas que salían de la Plaza del Hierro, solía llegar un momento en que me aburría y me quedaba dormido entre conversaciones sarcásticas y llenas de amistad. Pero había veces en que se daba una circunstancia aún más feliz que los sueños que vivía: me despertaban las canciones que llegaban de las tabernas. Era frecuente de aquellas escuchar en las noches claras el canto de los amigos en las tabernas o las casas particulares. Mi abuelo era muy devoto de estos cánticos y siempre abría su grave garganta cuando se le presentaba un grupo de amigos pidiendo vino para su son. Despertar de noche en aquellas sillas (colocadas hábilmente para poder tumbarme) por las voces de aquella gente siempre me pareció una forma de felicidad como pocas se pueden experimentar, y me tengo preguntado, cuando evoco esos momentos, dónde radicará la razón de aquel placer, el por qué de aquella sensación de que al mundo no le faltaba nada. No sé qué mecanismos subconscientes podría activar en el niño la presencia de unos hombres cantando en el bar, como para que la vida cogiese el sabor de la gloria.
Después de la desaparición (o extinción) de los hombres que cantaban, se hizo un gran silencio en el mundo. Hasta que un día, paseando por la calle, me encontré con las canciones que llegaban del Abrigadoiro; notas cantarinas de un coro que entraban por las ventanas de los vecinos y revoloteaban por toda la calle llegando hasta la arboleda. Yo me quedé en la dulzura de la acera, entre la puerta de la taberna y la boutique de ropa. Pasaban parejas riéndose. Pasaban veteranos empresarios hablando de sus números sin percatarse de la banda sonora callejera. Pero aquel atardecer de verano sólo existía para el niño, que echaba una mirada a sus fantasmas.
O Abrigadoiro, en síntesis, conserva su microclima, con su atmósfera de aliento y humo finisecular, con aquel reservado suyo donde priman los manteles de hule que, de tan domésticos de olor y color, poseen el subconsciental efecto de mitigar la morriña que los universitarios novatos tienen de sus casas. Los veraneantes, sin embargo, devoran sobre todo los chicharrones, tablas de embutidos y tortillas de patatas, mientras que con gracia forastera, el albariño les inspira unas risas y gracias mareantes.
Es por estas razones, y por mil más, aunque sobre todo la amistad que me une a sus dueños, que cuando me pidieron un dibujo que adornara sus paredes no pude negarme a tal petición. ¿Cómo ellos sabrían que aquel abuelo que me crió en esos ambientes de comunicación humana me había dejado como legado una acuarela en memoria de ese lugar vivificante? Así pues, cuando hoy les entregue la petición que me hicieron hace algún tiempo, les daré también una parte de mis recuerdos.
POSDATA:
Él decía siempre que lo primero que le da aroma y sabor al vino es la conversación del amigo. Por lo menos esto es lo que pensaba cuando estaba en este mundo.
- Y en el otro también- me pareció que susurraba una sombra.
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a veces, de la literalidad, surgen paradojas...
ResponderEliminar:)
anda el diablo! espero que este coment s epublike
ResponderEliminarVeo que no solamente sabes beber i dibujar, resulta que hacer filología tambien te ha servido para aprender a escribir. ;D
ResponderEliminarBonito texto muchacho.
J.
que bien escribes, maldito... me obligas a agacharme en mi convalecencia para escribirte y comentarte tu proeza de palabras que no se leen, se sienten
ResponderEliminarun saludo!
Me sumo a las alabanzas, da gusto ver que hacer filología lo ha convertido en un atinado escriba. ^^
ResponderEliminarGracias a todos por las alabanzas, encomios, loas, lisonjas, cumplidos, enaltecimientos y panegíricos, de verdad :)
ResponderEliminarLa verdad es que muchas salidas profesionales no tendrá la Filología Hispánica, pero la cultura que da y la facilidad de palabra... es cosa sorprendente.
grande entre los grandes pachu, me has emocionado con tu relato y la historia de tu abuelo... ahora me explico de donde te vienen ciertas cosas jajaja, un saludo amigo!!!
ResponderEliminarCuanto echo de menos esos gloriosos momentos, no sabes cuanto...
ResponderEliminarAmador Torres
Cuando estar en un sitio tiene fecha de caducidad, miras el mundo con otros ojos. Disfrutas de la gente y los lugares diferenciando mentalmente lo que echaras de menos de lo que no tanto.
ResponderEliminarLa primera vez que me traíste al abrigadoiro sabía que al marcharme lo echaría en falta, pero no imaginaba a qué nivel. No es solo una taberna, son unos de los mejores recuerdos de todo el año. Albariños que sonrojan, cañas que animan más una conversación y tortillas de patatas a la media parte de los partidos de un barça histórico.
Mucha gente me ha dicho que vaya año he ido a elegir para irme fuera, que me he perdido todas las celebraciones culés. A todos ellos les digo que no cambio mis celebraciones por nada del mundo.
Solo me queda decir "Gracias" y que a la próxima invito yo!
Molts petonets,
Anna
Uhy la Rosenfeld qué bonito...vaya vaya, parece que catalanes y gallegos tenemos mucho más en común de lo que parece. Me gusta. Nosotros también te echaremos de menos, noia.
ResponderEliminarLa verdad es que lo mío con el Abrigadorio no fue ningún flechazo aunque, con el tiempo (y sobre todo con la compañía) he aprendido a disfrutrarlo.Eso sí, el dibujo gana mucho más si se ve colgado en la pared elegida por su dueño y con la dedicatoria a mano del autor...
Besitos
P.D. (Me debes algo, guapo?)
Diego, que me digas que he llegado a emocionarte con esas palabras no sabes lo orgulloso que me acaba de hacer sentir, de verdad. Gracias! :)
ResponderEliminarAmatulo, me imagino lo mucho que debes de echar de menos esos momentos... gloriosos ellos, sí, porque yo también los extraño con frecuencia, pero lo importante es haberlos vivido y disfrutado, no crees? :)
Anna, menudo escalofrío me ha dado leyendo tu comentario; no sabes qué alegría me da que te lleves esos grandes momentos y recuerdos que hemos vivido juntos, Abrigadoiro y Barça mediante. Pero espero que sean más las veces que te sientes en esos taburetes junto a nosotros (aunque bien es cierto que la próxima vez tu jugarás en casa y nosotros seremos tus encantados y encantadores invitados, jeje). Por cierto, hablaba el otro día con un amigo mío sobre vinos y me aseguraba que "el vino catalán es el mejor amigo del hombre". Ya me lo enseñarás!
Y tu, nena, en efecto te debo algo (aunque eso mejor dejarlo en privado, no?jeje), sobre todo por la ayuda a la hora de discurrir una dedicatoria ausente y por tantas otras cosas referentes a musas e inspiraciones... :)
Mi cariño a Compostela no surgió el primer día, ni siquiera el primer mes...Venía a disfrutar de una ciudad monumental y finalmente lo que me llevo es mucho más que eso. Nueve meses donde se amontonan los recuerdos, momentos mágicos y personas diferentes. He tenido que aprender a entenderos y finalmente, me doy cuenta que lo único importante es que ya, y para siempre, formáis parte de mi vida. No hace falta que diga vuestros nombres pero creo que sí es necesario daros las gracias por acogerme con tanto cariño. Espero volver a encontraros en el camino...
ResponderEliminarGrande Pachu, moi bo!! E teu abuelo tiña razón, os amigos son os que dan "vida" a todo.
ResponderEliminarsaúdos
Tunante entre alfa y omega,
ResponderEliminarBenjamín de David Lynch
que murió bebiendo en La Adega!!
Pau guapa, qué bonito...ahora que he decsubierto quien se escondía detrás del mensaje todo cuadra. Ni te imaginas lo que te voy a echar de menos...me has hecho este año mucho más fácil de lo que crees.Pero tú tranquila, que a pesados no nos gana nadie y nos vamos a hacer un tour Pirineos-Málaga que verás!
ResponderEliminar- Paulina, secundo las palabras de Patricia. Al final, en nueve meses has gestado tu corazoncito norteño... ahora toca encontrarnos en ese camino que mencionas, a caballo entre Ceuta y Málaga... ¡y muchas veces en Madrid! Gracias por tus palabras 'facebookeras' sobre el dibujo... pero bueno, todavía no hay que ponerse melancólicos que aún nos queda concierto de RUXE-RUXE.
ResponderEliminar- Pablo, gracias por el comentario! POr cierto, te tengo que mandar un email para comentarte unas cosillas sobre un máster que estoy pensando en hacer de diseño...y sobre una propuesta que te quiero hacer sobre una web... ;)
- Max Estrella, este roto callejón del Gato está abierto para la sombra de tu visita, entre poema y poema, con la intención de que goces, te regocijes y estremezcas, así como para que te afiances en el empeño de nuestro futuro trabajo juntos.
Maravilloso y entrañable el Panegírico al Abrigadoiro, Pachu. Mientras leía, recordaba y me emocionaba, veía los ojos sonrientes de tu abuelo Antonio, sabedores desde siempre que tú serías así
ResponderEliminarToño Pendones
....gracias por tus palabras, Toño...
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