sábado, 30 de octubre de 2010

Diario ABC -Artes y Letras- PESADILLA ANTES DE NAVIDAD (30-10-2010)


Con el humo de las velas muy cerca de disiparse por completo, la penumbra del teatro de la muerte de Alice Cooper llenará el 27 de noviembre el Multiusos del Sar en Compostela.


Un genio carismático. No hay más discusión. Lo que Vincent Fournier –alias Alice Cooper, creador del shock rock- ha conseguido mediante su alter-ego en el mundo del rock sólo puede ser considerado como la obra maestra de un artista sin comparación alguna. “Son la peor banda de todos los tiempos. Pero tienen sentido del humor.”, sentenció Frank Sinatra sobre esta banda allá por el 1967. Y es que Alice entendió una novedosa manera de mostrar la música, de expresar el rock, de utilizarlo como lenguaje. Comprendió que la música tenía que ir más allá, que era un espectáculo, entretenimiento puro. Llevó a los escenarios una puesta en escena revolucionaria con su peculiar teatro de los horrores compuesto de sangre, guillotinas, horcas, sillas eléctricas y demás atrezzo teatral propio de The Rocky Horror Picture Show; un circo de emociones indescriptibles para acompañar a la música más poderosa del mundo. Para Alice Cooper asistir a un concierto de rock representa algo más que ir a ver a la banda de un disco y escucharla interpretar sus canciones. Debe ser todo un espectáculo, una excitante representación operística que capte todos los sentidos del público. Y eso es lo que hizo. Crear todo un universo de historias, personajes, bizarrías… y todo ello sin dejar de lado lo más esencial: las canciones. Porque tan fundamental es llevar ese espectáculo visual a las tablas como tener la seguridad de estar representando un buen cargamento musical, y pocos son los artistas que poseen esta conjunción artística de tanta calidad como la del que nos ocupa.

En sus primeros años A. Cooper estuvo respaldado por una banda inolvidable, la original Alice Cooper Group (Michael Bruce, Glen Buxton, Neal Smith y Dennis Dunaway), con la cual forjó su leyenda a partir de una serie de clásicos inmortales tales como ‘Killer’, ‘Love It To Death’, ‘School’s Out’, ‘Billion Dollar Babies’ y ‘Muscle of Love’, discos plagados de ambientes mórbidos, paranoicos, tenebrosos, abyectos y de lo más esencial: puro rock n’ roll. De entre ellos destaca “Billion Dollar Babies”, hasta la fecha el álbum más sobresaliente de Alice Cooper. Publicado en 1973, supuso el estallido comercial de la banda, siendo considerado un punto y a parte en la historia del rock (merced a temas emblemáticos como ‘No More Mr. Nice Guy’, ‘Elected’ o ‘I love the Dead’). A partir de ahí la banda se disolvería y el artista emprendería carrera en solitario, aumentando en esta nueva etapa el clima de fascinación teatral de su obra con la magnífica temática conceptual de ‘Welcome to my nightmare’ (en Inglaterra algunos de sus números escénicos fueron prohibidos por la Cámara de los Comunes a petición de un diputado). En esta época el Glam era el movimiento rock del momento. Alice Cooper, David Bowie, Kiss o Slade eran algunos de los grandes representantes del género pero la gran rivalidad de aquel momento radicaba entre Bowie y Cooper. Aún recuerdo el recorte de un artículo de prensa que guardaba un hermano mayor ausente y que afirmaba: “Alice Cooper y David Bowie son solo teatro”. Treinta años después el ‘teatro’ de Alice y David sigue funcionando. Y en el caso de Alice Cooper, éste nos sigue contando historias llenas de fantasía perdido entre la locura y el alcohol de su perverso personaje, hundiéndose en abismos de oscuridad y extrañeza onírica.

Hacia los ’80 se presentó ante las nuevas generaciones del rock que le idolatraban con más energía que todos ellos haciendo un hard más potente y directo (‘Constrictor’, ‘Raise Your Fist And Yell’), reventaría los charts con un disco al que su descarada comercialidad no restaba grandeza (‘Trash’), y entraría en los ’90, años de música conceptual y desgarrado sonido industrial, como maestro absoluto de muchas generaciones del rock empezando por Marilyn Manson, alumno aventajado que le quitó el puesto en cuanto a rey del shock rock. Sin embargo a Cooper no hay quien lo detenga. En el nuevo milenio ha publicado 5 álbumes de estudio (‘Brutal Planet’, ‘Dragontown’, ‘The Eyes of Alice Cooper’, ‘Dirty Diamonds’ y ‘Along Came A Spider’), dando bandazos entre el heavy metal o el rock industrial para regresar al sonido que le hizo tan característico: el hard rock de sus inicios. Y con él una nueva motivación para volver a la carretera e ir llevando a diferentes ciudades del mundo su galería de los horrores y sus inquietantes creaciones visuales. Ha vuelto la magia del sonido de los setenta con esa atemporalidad sonora que envuelve piezas de emoción punzante (a pesar de los coqueteos más comerciales con Slash y ese single llamado ‘Baby can’t drive’).

Para los que quieran ir preparados a este concierto de un halloween tardío, nada como recomendar un dvd de reciente publicación con una de las últimas y mejores actuaciones de Cooper: “Theatre Of Death – Live At Hammersmith 2009”, en la que se podrá observar cuál es el espíritu de este gira que está consiguiendo colgar el cartel de completo en la mayoría de los locales donde se representa. Y es que a sus casi 60 años, Alice Cooper es ya toda una leyenda viva que se mantiene en plena forma con mucha magia y espectáculo por ofrecer. A los que peregrinen a Compostela a contemplar al maestro en fantasmagorías no les defraudará contemplar con las retinas a uno de los artistas más creativos y revolucionarios de todos los tiempos. Y su circo de entretenimiento visceral y tenebroso.


Alice Cooper. Multiusos Fontes Do Sar. Santiago de Compostela. 27 de noviembre. Entradas a partir de 30€

domingo, 10 de octubre de 2010

Acertijo de dandy


Publicado originalmente en el diario ABC, edición en papel y digital





Y Sabina volvió a pisar Compostela. Ante un público totalmente entregado, demostró durante casi tres horas de concierto cómo ha renacido a partir de una costilla

A la hora en punto nos dieron las diez. En ese momento más de 9000 personas sabían que la figura del golfo largo y astroso no tardaría en hacer acto de presencia. Y así fue; las aves de paso aparecieron ante el clamor eufórico de un público totalmente entregado al poeta. Pantalones verdes, americana y camiseta negras (con una interrogante blanca destacando en el pecho roto) y el ya clásico bombín a su cabeza pegado; con esta estética de villano de Batman arrancó el concierto con su "Tiramisú de Limón" y "Viudita de Clicquot", nuevos viejos clásicos de su último trabajo que todo el estadio coreó bajo una lluvia de luces de colores. El espectáculo luminoso entreabría la puerta a una banda de rockeros que rasgaron todo tipo de guitarras eléctricas y acústicas para enmarcar la poesía de Joaquín. Entre ellos, un Pancho Varona exultante no dejó de lucir una corbata de John Lennon, mientras que Mara Barros (“amazona sin un gramo de silicona”) robaba miradas hacia el relicario de su escote. Y mientras, Sabina. Caminando y tambaleándose de manera teatral bajo la línea luminosa, recitaba todos sus versos satánicos y cristianos al compás canalla de la música: desde "Medias Negras", "Aves de Paso", "Peor para el sol" o "Siete crisantemos" hasta "Una canción para Magdalena", "Cerrado por derribo", "Calle Melancolía" y "Contigo", pasando por "19 días y 500 noches", "Princesa", "Vinagre y Rosas", "Noches de Boda", "Y nos dieron las diez" y "La del pirata cojo". Himnos que la multitud cantaba sin titubeos: desde chicos de no más de 16 años hasta gente de cuarentaydiez; un murmullo de voces que hizo de coro durante las casi tres horas de concierto. Soberbias interpretaciones las de la banda con un punto rockero muy cañero (“somos los Metallica” voceaba Varona con cierta gracia mareante), e igual de soberbias las canciones que tocaron huérfanos de ‘frontman’: "Conductores suicidas", "Amor se llama el juego", "Llueve sobre mojado" y "Como un dolor de muelas".
Entre canciones el cantautor disertó, divagó y conversó con el público. Con su cierta voz cavernosa disculpó la fallida cita de dos años atrás en el Obradoiro con Serrat, y narró cómo buscando un libro de Celso Emilio Ferreiro se rompió su costilla de cristal de bohemia. Con su media barba estremecida agradecía los aplausos espontáneos de los peces de la ciudad compostelana; con los ojos de un vidriado triste y emocionado de alcohol y satisfacción acompañaba unas palabras de agradecimiento a los asistentes, mientras aseguraba ser el de anoche uno de los mejores conciertos que recordaba. Con la expresión altanera y alocada, ciertamente bufonesca, aseguraba haber recibido mensajes donde le informaban que Fran estaba enamorado de Arancha y no de Belén Esteban, para posteriormente responderle a un espontáneo que le llamó filósofo si le estaba comparando con Guardiola. Con todo, el magnetismo de este ídolo embalsamó la noche en Compostela; se despidió hablando a media voz pero su asfalto sonoro lo llevará a Lugo para celebrar el San Froilán. Perfectas sonatas de otoño para estas ciudades gallegas.
 
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